Dificultades Sexuales
¿Qué son?
Las dificultades sexuales no solo afectan la función física, sino también la mente, las emociones y las relaciones. Desde una perspectiva integrativa, se entienden como experiencias que pueden tener múltiples causas e impactos, a aspectos biológicos, psicológicos, emocionales y relacionales .
Estos problemas son alteraciones en la respuesta sexual, el deseo o la satisfacción sexual. Pueden manifestarse como:
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Falta de deseo sexual o disminución del interés en la actividad sexual.
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Dificultades en la excitación , como la disfunción eréctil o la falta de lubricación.
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Problemas en el orgasmo , como anorgasmia o eyaculación precoz/retardada.
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Dolor durante las relaciones sexuales , como vaginismo o dispareunia.

¿Cuáles pueden ser las causas?
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Historia personal y experiencias previas
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Experiencias traumáticas, como una educación sexual restrictiva o experiencias sexuales negativas.
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Autoimagen negativa que influye en la seguridad durante la intimidad.
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Nivel cognitivo y emocional
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Creencias negativas sobre la sexualidad, vergüenza o culpa.
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Ansiedad por el rendimiento sexual o miedo al fracaso.
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Estrés, depresión o baja autoestima que afectan la conexión con el deseo.
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Nivel corporal y fisiológico
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Desconexión corporal o tensiones musculares que afectan a la respuesta sexual.
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Fatiga, falta de energía o hábitos poco saludables.
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Alteraciones hormonales, problemas circulatorios o efectos secundarios de medicamentos.
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Nivel relacional y afectivo
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Falta de comunicación en la pareja sobre deseos y límites.
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Conflictos emocionales o experiencias sexuales pasadas negativas.
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Rutina o pérdida de la conexión afectiva.
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¿Cómo podemos Abordarlo?
Para superar estos desafíos, es clave trabajar en diferentes niveles:
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Conciencia y educación sexual: Explorar creencias y mitos sobre la sexualidad para desarrollar una relación más saludable con el placer y el sexo en general.
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Gestión emocional: Identificar y procesar emociones como la ansiedad o el miedo relacionado a los encuentros sexuales y a la intimidad fortaleciendo la confianza en una/o misma/o.
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Reconexión corporal: Técnicas como mindfulness, terapia psicosomática o ejercicios de respiración para mejorar la conexión con el propio cuerpo.
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Trabajo relacional: Fomentar el diálogo en pareja o con las personas que tenemos sexo, mejorar la comunicación sobre deseos y límites, y fortalecer el vínculo emocional.
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Acompañamiento terapéutico: Las terapias sexuales y psicológicas integrativas son clave para abordar todos estos aspectos y para trabajar bloqueos emocionales y traumas previos.
Las dificultades sexuales no solo se deben a factores físicos, sino que también están profundamente ligadas a las emociones, la mente y las relaciones. Desde una mirada integrativa, es posible trabajarlas de manera holística, promoviendo una sexualidad más plena, libre y conectada con el bienestar personal y relacional.
