Autoestima y Autoconcepto
¿Qué son?
Tanto la autoestima como el autoconcepto influyen en cómo nos relacionamos con los demás, enfrentamos desafíos y tomamos decisiones. Una buena valoración de nosotras/os mismas/os nos permite afrontar la vida con seguridad, mientras que una visión negativa puede generar inseguridad, ansiedad y dificultades relacionales.

¿Cómo se Forjan?
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Infancia: La base del autoconcepto y la autoestima
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Se construyen a partir de la manera en que nuestras/os cuidadoras/es principales (padres, madres, familiares o figuras de apego) nos tratan.
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Si recibimos amor, apoyo y validación, aprendemos a valorarnos y confiar en nuestras capacidades.
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Si experimentamos críticas constantes, rechazo o abandono, podemos desarrollar inseguridad y una visión negativa de nosotras/os mismas/os.
2. Experiencias tempranas y sociales
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Las interacciones con amigas/os, maestras/os y compañeras/os también moldean la forma en la que nos vemos.
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El éxito o fracaso en distintas áreas (escuela, deportes, amistades) refuerzan la creencia sobre nuestras habilidades y valor.
3. Evolución en la adolescencia y adultez
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Durante la adolescencia, el autoconcepto se vuelve más complejo y puede fluctuar según la aceptación social.
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En la adultez, sigue evolucionando a través de experiencias laborales, relaciones y crecimiento personal.
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Aunque la autoestima y el autoconcepto se forman en la infancia, pueden modificarse con el tiempo mediante la autoconciencia, el trabajo personal y la terapia.
En resumen, la manera en que nos percibimos y valoramos no es fija, sino que puede fortalecerse a lo largo de la vida con experiencias positivas y un proceso de autoconocimiento.
¿Cómo podemos Trabajarlos?
Una perspectiva integrativa considera que la autoestima y el autoconcepto no dependen solo del pensamiento racional, sino también de las emociones, el cuerpo y las experiencias pasadas. Para fortalecerlos, es clave abordar diferentes niveles: cognitivo, emocional, corporal y relacional .
1. Integración de la historia personal
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Revisar las experiencias que marcaron tu autoestima y autoconcepto.
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Aceptar y resignificar el pasado para construir una visión más equilibrada de una/o misma/o.
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Explorar estas vivencias a través de terapia (terapia integrativa, psicosomática o hipnosis clínica).
2. Nivel cognitivo: Reestructuración de creencias
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Identificar pensamientos negativos sobre una/o misma/o y cuestionarlos.
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Reemplazar creencias limitantes por afirmaciones más realistas y compasivas.
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Practicar el diálogo interno positivo para cambiar la forma en que te hablas a ti misma/o.
3. Nivel emocional: Conexión y gestión de las emociones
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Explorar emociones reprimidas relacionadas con experiencias pasadas.
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Validar los sentimientos sin juzgarlos ni reprimirlos.
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Trabajar en la autoaceptación, reconociendo tanto virtudes como áreas de mejora.
4. Nivel corporal: Reconexión con el cuerpo
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Terapias psicosomáticas que ayudan a liberar tensiones acumuladas.
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Actividades físicas que fortalecen la relación con el propio cuerpo y generan bienestar.
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Practicar técnicas de regulación como la respiración consciente y el mindfulness.
5. Nivel relacional: Construcción de vínculos sanos
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Rodearse de personas que fomenten el respeto y la valoración personal.
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Aprender a establecer límites saludables en las relaciones.
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Explorar cómo las experiencias pasadas influyen en la forma en que nos vinculamos hoy.
